La consultora McKinsey ha realizado un estudio sobre la percepción de la sostenibilidad en el sector de la moda después de la COVID-19 entre los consumidores. La conclusión es que los ciudadanos europeos están más comprometidos con la sostenibilidad.
El momento social y económico ofrece oportunidades para la industria de la moda para reforzar su relación con la sostenibilidad, pero a la vez, requiere cambios en su modelo de negocio como es por ejemplo, reducir el número de colecciones y alejarse de la corta estacionalidad.
La muestra de la encuesta es de 2 000 consumidores alemanes y británico de todas las edades y se realizó en abril del 2020, es decir, en pleno confinamiento por el virus del coronavirus.
Algunos datos
El estudio arroja diversos datos que son interesantes sobre la nueva forma de consumir moda y percibir las marcas de moda. Por ejemplo, el 57% de los encuestados ha hecho cambios significativos en su estilo de vida, un 69% está reciclando más o un 55% espera que las marcas cuiden la salud de sus empleados.
Uno de los temas más controvertidos sobre la industria de la moda y la sostenibilidad es el consumo excesivo y la baja calidad del producto que hace que se compren muchas prendas con una durabilidad corta. En este sentido, también la crisis de la COVID-19 ha traído cambios en el consumo: un 65% está planeando comprar productos de moda más duraderos, un 71% hará durar más su ropa y el 57% de los encuestados está dispuestos a reparar su ropa para prolongar su uso.
Cambios generacionales
También destaca los cambios entre generaciones. La Generación Z y los Millenials están más abiertos para experimentar con marcas de moda más pequeñas y desconocidas, comprar productos de segunda mano, o son quienes han reducido más sus compras durante la crisis.
La publicación de la consultora americana muestra con datos cómo la pandemia global ha reforzado el compromiso de los ciudadanos con la sostenibilidad y por tanto, también con el consumo de moda.
